Sacha, emblemático restaurante de Madrid, sirve un plato que llaman Tortilla vaga, vaga porque se cocina sin necesidad de darle la vuelta - paso siempre delicado al cocinar una tortilla -. Este plato está inspirado en el de Sacha.
Es también un homenaje a dos productos estrella de Supernormal: las espinacas de nuestro huerto, y los huevos, de una granja en Ávila donde las gallinas, además de criadas en libertad, pastan todos los días del año.
INGREDIENTES PARA DOS PERSONAS
PREPARACIÓN (Tiempo aproximado: 15 minutos)
> Empezamos con los más laborioso: limpiar las espinacas. Una a una, les cortamos el tallo y las lavamos bien para eliminar toda la tierra que puedan tener. No es necesario secarlas con papel, basta con escurrirlas un poco. Pelamos los ajos y los cortamos en rodajas finas.
> En un bol grande, batimos los 4 huevos y los salamos (un pellizco por huevo). Añadimos un buen puñado de patatas fritas de bolsa y removemos para integrarlas con el huevo.
> En una sartén grande y antiadherente, ponemos un chorro de aceite de oliva y, a fuego medio-alto, doramos los ajos. Cuando empiecen a coger color, subimos el fuego y añadimos las espinacas. Salamos y las rehogamos, removiendo continuamente, hasta que hayan soltado el agua que contienen. Deben quedar “arrugadas” y de un color verde intenso. Retiramos de la sartén y reservamos.
> Bajamos un poco el fuego y, en la misma sartén, añadimos un poco más de aceite. Esperamos unos segundos a que coja temperatura y añadimos el huevo.
> Con una espátula de madera, vamos arrastrando el huevo desde el borde de la sartén hacia el centro, de manera que la tortilla vaya cogiendo forma. Cuando veamos que está suficientemente cuajada, dejamos de mover y esperamos a que se cocine. La parte de arriba, la que no está en contacto con la sartén, siempre quedará más cruda. Cuando haya alcanzado el punto que sea de nuestro agrado la retiramos de la sartén y servimos en un plato grande.
> Añadimos por encima las espinacas antes de servirlo.