Me encantan los bocadillos porque no requieren un proceso ceremonioso para comer los y están buenísimos. Suelo hacer pruebas con ingredientes que se salgan de los habituales quesos, embutidos y lomos a la plancha que, aunque también buenísimos, están muy extendidos. Este bocadillo es uno de los resultados acertados de esas pruebas. Lleva “crème fraîche”, un tipo de nata propio de Francia -de ahí su nombre-. Es más densa, más sabrosa e infinitamente más cremosa que la versión típica de España. En general, se puede encontrar en las grandes superficies.
INGREDIENTES PARA DOS PERSONAS
PREPARACIÓN (Tiempo aproximado: 15 minutos)
> Ponemos una sartén a calentar. Mientras, preparamos los ingredientes: pelamos el ajo y lo cortamos en rodajas finas; cortamos la cebolla en dados pequeños; lavamos la lombarda y la cortamos en tiras de 1cm.
> Cuando la sartén esté caliente, añadimos un poco de aceite y, a fuego medio-alto, cocinamos la panceta. Más o menos 2 ó 3 minutos por cada lado, hasta que quede bien dorada por fuera y jugosa por dentro.
> Cuando esté hecha, bajamos el fuego, la retiramos de la sartén, la salamos y la reservamos.
> Añadimos ahora un chorro generoso de aceite y los ajos. Los doramos durante unos segundos y añadimos la cebolla. Salteamos un minuto, subimos un poco el fuego y añadimos la lombarda. Salamos y salteamos durante 5 minutos.
> Añadimos una cucharada sopera de vinagre, salteamos un minuto más y retiramos del fuego.
> Tostamos el pan de los bocadillos y los montamos: untamos cada cara con una capa de “crème fraîche” o yogur; sobre la base, disponemos primero un par de cucharadas generosas del salteado de lombarda, y después dos lonchas de panceta. Cerramos, aplastamos con las manos, y a disfrutar.