El calabacín tiene un sabor muy suave, que a menudo pasa desapercibido o queda eclipsado por otros ingredientes. Esta receta hace lo contrario, potencia al máximo el sabor del calabacín. Queda tostado por fuera y cremoso por dentro y verdaderamente sabe a calabacín. La vinagreta que lo acompaña es fundamental. Se puede hacer una más sencilla, simplemente con aceite vinagre y sal, pero es importante aportar un toque ácido al plato, que tan bien complementará al calabacín. Una receta sencilla y deliciosa, perfecta para inaugurar la temporada del calabacín.
INGREDIENTES PARA DOS PERSONAS
- Dos calabacines
- Una cebolla pequeña
- Cuatro pepinillos pequeños
- Una ramita de tomillo
- Vinagre
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal
PREPARACIÓN (15 minutos + 45 minutos en horno)
Precalentamos el horno a 200ºC arriba y abajo.
> Mientras se calienta, lavamos bien los calabacines, les quitamos el rabo y los partimos por la mitad, a lo largo. Ponemos una sartén grande a fuego medio. Cuando esté caliente, añadimos aceite suficiente para cubrir todo el fundo, y colocamos los calabacines boca abajo. Si no caben enteros, por ser demasiado largos, podemos partirlos por la mitad. Los salteamos durante cinco minutos, siempre boca abajo y sin moverlos, hasta que hayan cogido color.
> Si la sartén se puede meter en el horno, podemos meterla directamente, siempre con los calabacines boca abajo. Si no, antes de meterlos en el horno, los pasamos, boca abajo, con todo el aceite, a una fuente de horno.
> Los horneamos a 200oC durante 45 minutos, o hasta que, al pincharlos con un tenedor, no ofrezcan ninguna resistencia.
> Mientras los calabacines están en el horno, preparamos la deliciosa vinagreta. Pelamos y cortamos la cebolla en dados pequeños o en tiras finas. Cortamos los pepinillos en rodajas finas. Más o menos, debe quedar la mista cantidad de cebolla que de pepinillos.
> En un bol, mezclamos la cebolla, el pepinillo, un par de ramas de tomillo (un puñadito si es seco), dos cucharadas soperas de vinagre y dos buenos pellizcos de sal. Cubrimos con aceite. No conviene añadir mucho aceite, la suficiente para poder mezclar bien los ingredientes y crear una salsa. Mezclamos bien, bien, y reservamos. Esta vinagreta es tremendamente versátil. Se puede utilizar también en una ensalda, un bocadillo o incluso para acompañar una carne. A mi me gusta preparar más cantidad de la necesaria y guardarla en la nevera.
> Cuando los calabacines estén hechos, los sacamos del horno, si tienen mucho aceite podemos secarlos con un poco de papel de cocina, y los servimos, esta vez boca arriba, en una fuente. Deben quedar casi tostados, como en la foto. Cubrimos con una cantidad generosa de vinagreta y servimos.